Si no fuera por la tecnología, muchos jóvenes no fueramos testigos de lo que ya no se ve: amor a la humanidad y, sobretodo, amor a la Literatura.
Diez años sin Octavio Paz son tristes, pero llevables cuando leemos, escuchamos, vemos y sabemos de su legado. Gracias Octavio, gracias.
Harry Cañari-Atoche
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