miércoles, 13 de agosto de 2008

Una paz perturbada

Hace un tiempo que escribí esta prosa -sin más- Una paz perturbada:

El odio reclutó inmediatamente la sonoridad del recuerdo, ése aquel que alguna vez entrañé tanto; ése aquel que una vez solicité y no oí respuesta alguna. Es curioso, pero ahora tiene aroma, aroma a paz y no sólo interna, pues quién dijo que la paz era sólo cuestión interna. Se manifiesta. Quizá ahora optimizar las cosas no sea buena salida, pero vaya que sí sirve; esta ha de ser la moraleja: "que mientras más lejano tengas un recuerdo, con más gusto lo recordarás."

Harry Cañari-Atoche

1 comentario:

Anónimo dijo...

Algunos recuerdos mejor bien lejos!

chau!